La Organización Mundial de la Salud define el estrés como: El conjunto de reacciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción. Es un sistema de alerta biológico necesario. Nos prepara para la huída o el ataque y su acción debe ser breve.
En el reino animal, cuando la gacela se ve atacada por el león, su organismo dispara las reacciones de estrés y eso le permite poner todo su sistema al servicio de la huída, es un período corto, o se salva o muere. Si se salva no mantiene el estrés con pensamientos como "y si tardo más en reaccionar", "y si viene de noche y no le oigo", "y si mis hijos el día de mañana son torpes", "casi me come", casi dejo mis crías huérfanas", etc. Sencillamente, sigue viviendo y el estrés no es lesivo, la facilitó mecanismos para salvarse.
Sólo el ser humano y los animales en cautiverio mantienen el estrés, esto perjudica la calidad de vida y la acorta.
Lo realmente nocivo del estrés es que lo incluimos en nuestra vida durante meses o años y no está diseñado para éso, por ello afecta a nuestra salud.
Un estrés mantenido altera los ciclos hormonales, afecta a las glándulas, altera el sueño, perturba los pensamientos y la manera de reaccionar a distintos hechos, y produce inflamaciones mantenidas en distintas áreas corporales que evolucionan a fibrosis.
Estas fibrosis son las responsables inmediatas de distintos cuadros de dolor y de síntomas diversos como: diferentes formas de alopecia, cicatrices dolorosas, problemas digestivos, etc.
Un organismo forzado a mantenerse en máxima alerta agota sus recursos y altera sus funciones.
Nuestra cultura ha incorporado el estrés en la vida diaria como algo normal. El estrés es habitual, pero nunca debería aceptarse como normal.
Es, tremendamente, lesivo; cuando nos acompaña, durante mucho tiempo, logra desestructurarnos, llegando a ser extraños para nosotros mismos.
Algunas pautas para disminuir el estrés:
🔹DORMIR 8-9 horas diarias facilita que nuestras reacciones sean adecuadas, sin estrés.
🔹NO PODEMOS CONTROLAR NADA; las cosas no dependen tanto de ti, quítate esa presión.
🔹Equilibra tu "tengo", "quiero" y "puedo".
🔹Descubre lo que te hace feliz, no dejes que te adiestren.
🔹Encuentra motivos para sonreír cada día, existen.
Tenemos que recuperar la capacidad de vivir, relativizar todo lo posible, valorar en su justa medida los hechos, reconocer lo que nos hace felices y vivirlo.
Ser capaces de volver a pastar en paz, como la gacela, con precaución pero sin miedo a que vuelva el león, porque a lo mejor no vuelve nunca; y si vuelve, actuaremos con lo aprendido.
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